Los santos de hoy 26 de julio son San Joaquín y Santa Ana, ¿pero quienes fueron y qué hicieron? Continúa leyendo para conocer su historia y el motivo por el que la Iglesia los recuerda con honor un día como hoy.
¿Qué se sabe de San Joaquín y Santa Ana?
En la religión cristiana y católica, San Joaquín y Santa Ana son los padres de la Virgen María, madre de Dios, es decir los abuelos de Jesús. Lo que se conoce de ellos proviene de textos apócrifos, especialmente del Protoevangelio de Santiago, que fue escrito durante el origen del cristianismo.
Cuenta la historia de la religión que San Joaquín era un hombre justo y generoso, que sufría con su esposa Ana, la desdicha de no poder tener hijos, algo que se consideraba una deshonra en su época. Por otra parte, a Santa Ana se le conocía como una mujer devota que rezaba todo los días en busca de un milagro: el de ser madre.
Gracias a su fe y piedad, un ángel se presentó ante ellos y les anunció que serían padres de una hermosa hija: María.
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¿Qué se le pide a San Joaquín y Santa Ana?
De acuerdo con la Iglesia Católica, San Joaquín y Santa Ana, son ejemplos de fe, perseverancia y tradición católica. Hoy son considerados los patronos los abuelos, la familia y el matrimonio.
Las personas de fe suelen acudir a ellos cuando existen problemas de embarazo o fertilidad en los matrimonios, pero también cuando se quiere fomentar la unión familiar, cuidar la salud de los abuelos y mejorar la educación de los hijos con valores y fe.
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Oración a San Joaquín y Santa Ana
Insigne y glorioso patriarca San Joaquín y bondadosísima Santa Ana, ¡cuánto es mi gozo al considerar que fueron escogidos entre todos los santos de Dios para dar cumplimiento divino y enriquecer al mundo con la gran Madre de Dios, María Santísima! Por tan singular privilegio, han llegado a tener la mayor influencia sobre ambos, Madre e Hijo, para conseguirnos las gracias que más necesitamos.
Con gran confianza recurro a su protección poderosa y les encomiendo todas mis necesidades espirituales y materiales y las de mi familia. Especialmente la gracia particular que confío a su solicitud y vivamente deseo obtener por su intercesión.
Como ustedes fueron ejemplo perfecto de vida interior, obténgame el don de la más sincera oración. Que yo nunca ponga mi corazón en los bienes pasajeros de esta vida.
Denme vivo y constante amor a Jesús y a María. Obténganme también una devoción sincera y obediencia a la Santa Iglesia y al Papa que la gobierna para que yo viva y muera con fe, esperanza y perfecta caridad.
Que yo siempre invoque los santos Nombres de Jesús y de María, y así me salve.